Tu rostro olvido
pero tu presencia
sigue intacta.
Nada ni nadie podrá
arrebatármela
salvo el tiempo:
eterna esencia
devoradora de almas.
Sendas sin acabar.
Caminos sin trazar,
que verán la vida marchar
hacia ningún lugar.
Ellos son sus propios dueños
y a menudo su cabeza
sobrevuela el cielo.
No se aferran a nada.
Vuelan y vuelan
impulsados por el viento.
Parten sin saber
lo que buscan,
ni lo que pretenden encontrar
allá donde van.
Cogidos de la mano
me dijo adiós.
Y yo le deseo tanto,
que muero cada noche
por falta de amor.
¡Oh Cupido!
Calma tú mi ansiedad.
De ti depende mi soledad.
¡Ángel de amor!
Permite que recupere
lo que un día quedó atrás,
y a su lado
volver a andar.
Escucha mi ruego
y guíame.
Prometo serte fiel
Soy el aroma de tus sueños
que espanta tus miedos
y te canta al alba
que goces de la mañana.
Coge mis manos.
No temas, no te haré daño.
Te demostraré que la vida
depende de ti.
Escucha tu corazón.
Se ha escondido
en algún rincón.
Tiene miedo de salir.
Está cansado de fingir
que es feliz,
al recordar
que no siempre ha sido así.
Y el dolor te persigue
delatando tu pena.
Ven, no temas.
Sanaré tu corazón
y sentirás que la vida
vuelve a nacer en ti,
con la condición
de que vuelvas a ser feliz.